domingo, 8 de diciembre de 2013

LA CHINIGUA ENAMORADA. CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

Siendo yo muy pequeña, mi abuelo reunió a todos los nietos para contarnos una historia de fantasmas mientras esperábamos que volviera la electricidad a la calle donde vivíamos. 
Mi abuelo era especial, trabajador incansable, conocía muchas facetas de la vida, a veces nos ofrecía sesiones de "magia" que había aprendido en sus innumerables viajes a lugares remotos, era incansable viajero de los caminos.
 Siempre nos hablaba del Africa y lo que vivió en el Canal de Suez, nos contaba de Marsella y de Arabia, nos hacía soñar con esos lugares que él describía tan bien. 
Narraba cuentos espectaculares, los que mas nos gustaban eran los de La Chinigua, esa mujer que perseguía a los hombres esperando encontrar a su amado, y que en noches como aquella sin luz, nos fascinaba escuchar para luego escondernos en las faldas de nuestras madres y tías,para no escuchar el lamento al pie del chinchorro.


"La Chinigua, decía mi abuelo, es el espiritu errante de una mujer enamorada que vivió prendada del amor de un hombre con muchos defectos, entre éstos el tener demasiadas mujeres a sus pies, la pobre mujer no creía cuando su madre le decía que no era hombre para ella, sino que ella creía ciegamente en él, cada día esperaba con ansías su visita, hasta que no volvió jamás.
 Ella se quedó esperando su regreso, y él se marchó con otra mujer, enfermó de nostalgia, no comió y se dejó morir, su espíritu vaga por toda la eternidad,  persiguiendo a todo hombre que enamora a dos mujeres a la vez, la Chinigua le aparece y hace ver que es una de las novias que el infiel visita y lo espera en cualquier punto del camino por donde ha de pasar". 
Seguía contando mi abuelo esa noche oscura: "Cuando todavía no había luz en Margarita, la gente se recogía temprano en sus casas, los hombres enamorados visitaban a sus novias a eso de las seis de la tarde, cosa que no los agarrara la "oscurana" de regreso, tomaban el camino más corto hasta su hogar, como no había luz aprovechaban la claridad de la luna, caminando rápidito por el cardonal que bordeaba el sendero hasta pasar cerca de una pila donde se recogía el agua par los oficios de la casa. 
Varios habían visto la aparición de la Chinigua cerca de la pila y nadie a las 9 de la noche se acercaba allí, pero cualquier hombre que pasara a esa hora después de visitar a su amada, veía sentada a una mujer igualita a la novia, con el pelo largo extendido que lo llamaba y cuando éste se acercaba se le transformaba en puros huesos y con el pelo, decía mi abuelo, comenzaba a "echarle cuero"( castigar) hasta cansarse y el pobre hombre caía en un estado de crisis y fiebres por muchos días y había que buscar a quien le pudiera santiguar y quitarle a la Chinigua de encima"
Todos nos quedábamos en silencio sin querer mirar a nuestro alrededor, pues creíamos tenerla detrás hasta que mi abuelo decía: "No se asusten que ya ha vuelto la luz, y eso sólo ocurría cuando la planta de luz no funcionaba en Porlamar..." 

2 comentarios:

  1. Cosas de Abuelos. Y la Llorona ?
    Rica en tradiciones mi Isla hermosa...

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  2. Que buen relato me bastante que mi abuela.
    Maria nos metía miedo con la chinigua.

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