Hace muchísimo tiempo, en nuestra niñez, los mayores nos contaban cuentos que habían oído a sus padres o abuelos, y que pasaban a la generación siguiente, intactos, pues de tanto contarlos se fijaban en nuestra mente. Uno de esos cuentos, era referido al farallón, ese islote ubicado frente a la playa de Moreno, quien era punto de referencia para cualquier navegante.Contaba ese mito que cualquier niño o niña que se portara mal,debía esperar la visita de un ser muy malo, una bruja, que habitaba en el solitario farallón, quien en una noche oscura aparecía en la habitación del niño y se lo llevaba "volando" por el espacio hasta el islote, donde lo dejaba sin tomar alimentos y lo metía en una cueva existente allí, desde donde nadie podía salvarlo, solo por haber sido desobediente o altanero con sus mayores. Igualmente, si una niña no tenía el hábito de peinarse, le decían que se parecía a la" bruja del farallón", quien se la llevaría si no lo hacía a diario, por supuesto que la niña lloraba y lloraba y corría a su habitación a buscar un peine o cepillo y "domar" su cabellera ondulada. Esta "bruja" del farallón todavía vive en la memoria de quienes nacimos hace unas cinco décadas atrás, tiempo en que ingenuamente "creíamos" en lo que nos contaban nuestros padres o familiares, para que fuésemos obedientes, y tuviéramos hábitos de salud diaria.
Hoy recuerdo con cariño este cuento de la famosa "bruja" del farallón.
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