En
mi casa siempre se tuvo una visión especial sobre los fantasmas
diferente a otras familias, nos enseñaron a verlos como hermanos
espirituales que necesitaban ser encaminados para asumir su
"desencarnación" o muerte,quizás por ser estudiantes del espiritismo luz
y verdad.
Mi abuelo Mercedes tenía el don de ayudar a mucha gente que
acudía en busca de orientación sobre problemas espirituales,y no era
acto de brujería ni hechicería,nada de eso, presencié, siendo pequeña
como muchas veces llevaban a personas en crisis de locura y solo con
conversar con él o ella lograba calmarlo, además leyendole un poco
sobre espiritismo retiraba al hermano espiritual que lo molestaba, más
sin embargo, nos asustaba escuchar cuentos sobre los conocidos
"espantos" de La Chinigua, la LLorona, o cualquier otro de esta tierra
margariteña.
Mi tía María tiene un don especial sobre las cosas
"particulares" que puedan no tener una explicación científica. Todos
tenemos como ese sexto sentido que nos previene sobre cosas a ocurrir o
tener la facultad de ver y escuchar a quienes ya no están, pero nunca
había conocido, personalmente, a alguien tan especial en ese aspecto
como mi esposo Carlos.
Hace unos cinco años decidimos ir de vacaciones al
estado Monagas, específicamente a Caripe del Guácharo, es un pueblo
maravilloso con un clima frío, alquilamos una cabaña en lo alto de las
montañas que rodean a Caripe, en un hotel muy lindo.
Cuando llegamos me
fascinó lo bonito de la cabaña que nos asignaron, estilo casa de
muñecas, quedaba en lo más alto de la loma del hotelito.
Al entrar en
ella notamos que hacia mucho frío y que había varias velas en la sala y
cocina, luego entendí que la luz se iba varias veces y por esto lo de
las velas y ya pensaba que "era" otra cosa.
Al abrir la puerta trasera
de la casa notamos que había un parquesito con bancos y columpios pero
me dio desconfianza, no dije nada, volví a cerrar la puerta aun cuando
era temprano y había sol. La habitación quedaba en el segundo nivel de
la cabaña. Bueno, nos pusimos cómodos y comenzamos a planificar lo que
haríamos: visitar la famosa cueva del Guácharo y otros lugares de
interés.
A
la mañana siguiente muy temprano, nos recogió el taxista para llevarnos
a la cueva., desde lejos pude notar su encanto.
Había ese día mucha gente visitándola.Personas de varias nacionalidades, una mezcla de culturas entusiasmados por estar en la famosa Cueva del Guácaharo.
A Carlos le llamó la atención al bajarnos del auto, una gruta que se encontraba justo al frente cruzando la avenida y fue hasta allí para mirar. Se trataba de un altar donde se velaban imagenes y fotos de personas que habían fallecido al ser atropelladas en ese lugar.Había velas, veloncitos y toda clase de ofrendas, hasta peluches de niños. La gruta me dio escalofríos y... allí comenzó todo.
El me dijo que ahí estaba la muchacha y el sr que alumbraban en las fotos de dicha gruta, que querían decirle algo...lo miré y le dije que mejor volvieramos donde estaba toda la gente que en ese momento se agolpaban ante la entrada del monumento nacional de Monagas.
Había ese día mucha gente visitándola.Personas de varias nacionalidades, una mezcla de culturas entusiasmados por estar en la famosa Cueva del Guácaharo.
A Carlos le llamó la atención al bajarnos del auto, una gruta que se encontraba justo al frente cruzando la avenida y fue hasta allí para mirar. Se trataba de un altar donde se velaban imagenes y fotos de personas que habían fallecido al ser atropelladas en ese lugar.Había velas, veloncitos y toda clase de ofrendas, hasta peluches de niños. La gruta me dio escalofríos y... allí comenzó todo.
El me dijo que ahí estaba la muchacha y el sr que alumbraban en las fotos de dicha gruta, que querían decirle algo...lo miré y le dije que mejor volvieramos donde estaba toda la gente que en ese momento se agolpaban ante la entrada del monumento nacional de Monagas.
Cruzamos
de nuevo hacia la Cueva del Guácharo y noté que Carlos comenzó a verse
"diferente" ya no con el ánimo que traía del hotel, bueno, pensé que le
había molestado algo de lo que vió arriba..
Dimos vueltas alrededor de la entrada de la cueva pero no nos decidímos a tomar un recorrido ese día. La impresionante entrada y oscuridad reinante luego de unos metros de la entrada me dio miedo.
Mientras Carlos comenzó a caminar por los senderos como si ya hubiera estado allí. Antes de irnos del lugar decidió mirar de nuevo la gruta y esta vez no lo acompañé sino que observé los alrededores llegando hasta una placa de piedra en relieve sobre un sacerdote español del siglo XVIII quizás. Lo estuve observando por un rato y noté que había sido alguien alto que usaba camisa blanca con volado, como los conquistadores españoles y me pareció una figura conocida. De regreso al hotel Carlos siguió un comportamiento no usual en él.
Le molestaba cualquier cosa y no se sentía contento, fue al parque que teníamos en la parte de atrás de la cabaña y comenzó a jugar con "alguien allí" mientras yo hacia la cena.
Escuchaba risas y gritos y pensé que a lo mejor habían llegado huéspedes con niños a alegrar ese triste parque solitario lo llamé para comer y estaba solo. Al terminar de cenar se fue a ver televisión en la habitación y lo escuché conversar con "alguien".Al subir a la habitación me dijo sentirse mal. Lo vi como el hombre de la imagen de la cueva, la misma barba alargada y la camisa de volados, pensé que estaba cansada y veía cosas raras.
Esa noche Carlos tomó su cobija y se fue a dormir en un pequeño catre que quedaba en la cocina arropado de pies a cabezas y por nada quiso volver a la habitación porque lo estaban "molestando" los que había visto en la entrada de la cueva..
Comencé a preocuparme y pensé en lo que hubiera hecho mi tía en esos casos pero no tenía nada a la mano así que esperé se le pasara.En ese momento para empeorar las cosas se fue la luz...! OOHHH! que noche...
Dimos vueltas alrededor de la entrada de la cueva pero no nos decidímos a tomar un recorrido ese día. La impresionante entrada y oscuridad reinante luego de unos metros de la entrada me dio miedo.
Mientras Carlos comenzó a caminar por los senderos como si ya hubiera estado allí. Antes de irnos del lugar decidió mirar de nuevo la gruta y esta vez no lo acompañé sino que observé los alrededores llegando hasta una placa de piedra en relieve sobre un sacerdote español del siglo XVIII quizás. Lo estuve observando por un rato y noté que había sido alguien alto que usaba camisa blanca con volado, como los conquistadores españoles y me pareció una figura conocida. De regreso al hotel Carlos siguió un comportamiento no usual en él.
Le molestaba cualquier cosa y no se sentía contento, fue al parque que teníamos en la parte de atrás de la cabaña y comenzó a jugar con "alguien allí" mientras yo hacia la cena.
Escuchaba risas y gritos y pensé que a lo mejor habían llegado huéspedes con niños a alegrar ese triste parque solitario lo llamé para comer y estaba solo. Al terminar de cenar se fue a ver televisión en la habitación y lo escuché conversar con "alguien".Al subir a la habitación me dijo sentirse mal. Lo vi como el hombre de la imagen de la cueva, la misma barba alargada y la camisa de volados, pensé que estaba cansada y veía cosas raras.
Esa noche Carlos tomó su cobija y se fue a dormir en un pequeño catre que quedaba en la cocina arropado de pies a cabezas y por nada quiso volver a la habitación porque lo estaban "molestando" los que había visto en la entrada de la cueva..
Comencé a preocuparme y pensé en lo que hubiera hecho mi tía en esos casos pero no tenía nada a la mano así que esperé se le pasara.En ese momento para empeorar las cosas se fue la luz...! OOHHH! que noche...