Según la tradición oral de Margarita, existen muchos entierros llamados "condenados", distribuidos por la geografía insular.
Se
les dice "condenados" porque el dueño del entierro o tesoro, digamosle
así, mandaba enterrar dicho tesoro lejos de la casa o lugar de
habitación donde nadie supiera ni pudiera encontrarlo, se hacía
acompañar por sirvientes o esclavos a su servicio, los cuales asesinaba
para que "cuidaran" el famoso tesoro hasta que él los liberara de este
martirio, a través de misas u otra ceremonia.
Muchas
veces ocurría, que el dueño moría y se perdía la relación con el sitio
donde se sepultó el oro..Este entierro condenado, se sabía que estaba
allí, porque una "luz" aparecía donde se suponía que estaba el metal
precioso.
Ocurrió
que, según contaba mi abuelo, en el patio del conuco, había un lugar
señalado donde aparecía una gran "luz" azul, que se paseaba por sobre
los tunales y espinos hasta posarse en el pie de una frondosa mata de
mango.
Por
varios días, a eso de las 9 de la noche la observó. Un día, la siguió y
la luz explotó y desapareció al llegar a esa zona del sendero.Según
decían los viejos, ese tesoro estaba enterrado desde que los piratas
atacaron estas islas en épocas de la colonización española.
La
historia oral contaba que, un gran barco francés de piratas, pasó cerca
de Margarita en época de huracanes, es decir, entre el mes de junio y
noviembre, cuando quedó atrapado en medio de la tormenta, el navío quedò
muy golpeado haciendo aguas. Este barco llevaba un gran tesoro, de los
saqueos a puertos de pueblos vecinos y, el capitán filibustero, para
proteger su riqueza, decidió desembarcar por la bahía de Los Cocos,
desde donde hizo caminar, con su carga tan pesada, a varios esclavos que
llevaba a bordo, hasta un lugar que consideró seguro, muy lejos del
mar, allí cobaron y enterraron el tesoro
conjuntamente con los fieles esclavos negros, entre ellos, uno conocido
con el nombre de Michele, con su gran perro, un mastín negro.
Por siglos, los espíritus de estos esclavos han estado "atrapados" en el tiempo, siempre pendientes de cuidar dicho tesoro, apareciéndose
a las personas que poseen el don de "verlos", a los cuales se arriman
buscando convencerlos para que "saquen" el tesoro y puedan ellos
descansar en paz, pero, dicen en Margarita los entendidos en estas cosas
que, para desenterrar dicho tesoro, se debe sacrificar a una persona
para que quede en lugar del muerto que lo cuida, por eso nadie quiere
sacarlos de pena por toda la eternidad.
Por más de 400 años, dicen está en el conuco viejo dicho entierro "condenado",
y,cuando llega el tiempo de tormentas y huracanes, Michele aparece por
el patio del lugar, acompañado por su perro, con su atuendo de pantalón
blanco, con grandes aretes de oro en las orejas y una gran musculatura,
buscando quien lo pueda ayudar para salir de pena.
Cuando iba con mi
familia de paseo al conuco de mi abuelo,veìa a este esclavo parado en el
patio. Al principio me asustaba cuando lo veía reírse y mostrar sus
dientes tan blancos cerca de donde me encontrara haciendo cualquier
actividad, pero, ya no le tengo miedo, porque es como un niño grande que
sólo quiere libertad, y
al cual se le han dado consejos, pero él sólo piensa en que su amo
volverá y no lo encontrará en su puesto sobre los baúles y lo
castigará...! Pero Michele, a veces, ha prevenido algún acontecimiento
que se ha podido presentar...se siente tan solo en la oscuridad y
"espanta" a quien se cuela con intenciones de perjudicar a sus amigos.
Entierros "condenados" hay muchos por las costas de Margarita, todos son mitos y leyendas de este pueblo insular.