domingo, 22 de diciembre de 2013

EL NIÑO HUMILDE DE BELEN. Relato por Flor Patiño de V

"...En aquel tiempo, Marìa y Josè tuvieron que marchar hasta Belén para el censo exigido por el Imperio Romano para conocer quienes eran los habitantes de Nazaret. Josè, de oficio carpintero y Marìa su esposa comenzaron el largo peregrinar que tenían que hacer hasta llegar a un pueblito pequeño, donde había tanta gente que al igual que ellos debían cumplir con el mandato romano, por que no pudieron conseguir posada para pasar la noche y solo consiguieron un apartado portal donde se guardaban los animales de carga, allí durante la noche nació Jesùs, el Mesías..." durante muchos años en mi colegio oí y vi representar la escena que se quedó grabada en mi mente. 



Era grato durante el mes de diciembre en la escuela, ver a niños, niñas, madres, maestros entusiasmados por la representación de los personajes del nacimiento, tanto que algunas niñas sobresalían para hacer el papel de Marìa, y, aunque tengo otras visiones espirituales de aquel acto de Fe de mas de dos mil años, también me entusiasmaba ver actuar a mis sobrinas, sobrinos en aquella escena, luciendo los trajes hechos por mí para esa ocasión tan especial.
El día de la representación todo relumbraba en el auditorio, la escenografía era montada con gran esmero por las maestras bibliotecarias, el coro, impecable con su uniforme nuevo para tal evento, mostraba sus mejores voces al cantar las canciones, pero el cenit era la llegada del nacimiento de Jesùs, el humilde niño de Belèn en el cual un bebecito del público era aclamado y aplaudido como el niño Jesùs y todas las madres y abuelas en el auditorio suspiraban y derramaban alguna lágrima de emoción por la linda escena.



Asì era el momento de celebrar la navidad en el grupo "Zulia" de Porlamar, y con este recuerdo les deseo una feliz navidad, llena de paz y alegrìa.

¡FELIZ NAVIDAD!!!!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 8 de diciembre de 2013

UN ENTIERRO "CONDENADO". CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

Según la tradición oral de Margarita, existen muchos entierros llamados "condenados", distribuidos por la geografía insular.

Se les dice "condenados" porque el dueño del entierro o tesoro, digamosle así, mandaba enterrar dicho tesoro lejos de la casa o lugar de habitación donde nadie supiera ni pudiera encontrarlo, se hacía acompañar por sirvientes o esclavos a su servicio, los cuales asesinaba para que "cuidaran" el famoso tesoro hasta que él los liberara de este martirio, a través de misas u otra ceremonia.
 Muchas veces ocurría, que el dueño moría y se perdía la relación con el sitio donde se sepultó el oro..Este entierro condenado, se sabía que estaba allí, porque una "luz" aparecía donde se suponía que estaba el metal precioso.
Ocurrió que, según contaba mi abuelo, en el patio del conuco, había un lugar señalado donde aparecía una gran "luz" azul, que se paseaba por sobre los tunales y espinos hasta posarse en el pie de una frondosa mata de mango.
Por varios días, a eso de las 9 de la noche la observó. Un día, la siguió y la luz explotó y desapareció al llegar a esa zona del sendero.Según decían los viejos, ese tesoro estaba enterrado desde que los piratas atacaron estas islas en épocas de la colonización española.
 La historia oral contaba que, un gran barco francés de piratas, pasó cerca de Margarita en época de huracanes, es decir, entre el mes de junio y noviembre, cuando quedó atrapado en medio de la tormenta, el navío quedò muy golpeado haciendo aguas. Este barco llevaba un gran tesoro, de los saqueos a puertos de pueblos vecinos y, el capitán filibustero, para proteger su riqueza, decidió desembarcar por la bahía de Los Cocos, desde donde hizo caminar, con su carga tan pesada, a varios esclavos que llevaba a bordo, hasta un lugar que consideró seguro, muy lejos del mar, allí cobaron y enterraron el tesoro conjuntamente con los fieles esclavos negros, entre ellos, uno conocido con el nombre de Michele, con su gran perro, un mastín negro
Por siglos, los espíritus de estos esclavos han estado "atrapados" en el tiempo, siempre pendientes de cuidar dicho tesoro, apareciéndose a las personas que poseen el don de "verlos", a los cuales se arriman buscando convencerlos para que "saquen" el tesoro y puedan ellos descansar en paz, pero, dicen en Margarita los entendidos en estas cosas que, para desenterrar dicho tesoro, se debe sacrificar a una persona para que quede en lugar del muerto que lo cuida, por eso nadie quiere sacarlos de pena por toda la eternidad.
Por más de 400 años, dicen está en el conuco viejo dicho entierro "condenado", y,cuando llega el tiempo de tormentas y huracanes, Michele aparece por el patio del lugar, acompañado por su perro, con su atuendo de pantalón blanco, con grandes aretes de oro en las orejas y una gran musculatura, buscando quien lo pueda ayudar para salir de pena. 
Cuando iba con mi familia de paseo al conuco de mi abuelo,veìa a este esclavo parado en el patio. Al principio me asustaba cuando lo veía reírse y mostrar sus dientes tan blancos cerca de donde me encontrara haciendo cualquier actividad, pero, ya no le tengo miedo, porque es como un niño grande que sólo quiere libertad, y al cual se le han dado consejos, pero él sólo piensa en que su amo volverá y no lo encontrará en su puesto sobre los baúles y lo castigará...! Pero Michele, a veces, ha prevenido algún acontecimiento que se ha podido presentar...se siente tan solo en la oscuridad y "espanta" a quien se cuela con intenciones de perjudicar a sus amigos.
Entierros "condenados" hay muchos por las costas de Margarita, todos son mitos y leyendas de este pueblo insular.

VISITANTES DE LA CUEVA DEL GUACHARO. CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

En mi casa siempre se tuvo una visión especial sobre los  fantasmas diferente a otras familias, nos enseñaron a verlos como hermanos espirituales que necesitaban ser encaminados para asumir su "desencarnación" o muerte,quizás por ser estudiantes del espiritismo luz y verdad.
 Mi abuelo Mercedes tenía el don de ayudar a mucha gente que acudía en busca de orientación sobre problemas espirituales,y no era acto de brujería ni hechicería,nada de eso, presencié, siendo pequeña como muchas veces  llevaban a personas en crisis de locura y solo con conversar con él o ella lograba calmarlo, además  leyendole un poco sobre espiritismo retiraba al hermano espiritual que lo molestaba, más sin embargo, nos asustaba escuchar cuentos sobre los conocidos "espantos" de La Chinigua, la LLorona, o cualquier otro de esta tierra margariteña.
 Mi tía María tiene un don especial sobre las cosas "particulares" que puedan no tener una explicación científica. Todos tenemos como ese sexto sentido que nos previene sobre cosas a ocurrir o tener la facultad de ver y escuchar a quienes ya no están, pero nunca había conocido, personalmente, a alguien tan especial en ese aspecto como mi esposo Carlos.
Hace unos cinco años decidimos ir de vacaciones al estado Monagas, específicamente a Caripe del Guácharo, es un pueblo maravilloso con un clima frío, alquilamos una cabaña en lo alto de las montañas que rodean a Caripe, en un hotel muy lindo. 
Cuando llegamos me fascinó lo bonito de la cabaña que nos asignaron, estilo casa de muñecas, quedaba en lo más alto de la loma del hotelito.
Al entrar en ella notamos que hacia mucho frío y que había varias velas en la sala y cocina, luego entendí que la luz se iba varias veces y por esto lo de las velas y ya pensaba que "era" otra cosa.
 Al abrir la puerta trasera de la casa notamos que había un parquesito con bancos y columpios pero me dio desconfianza, no dije nada, volví a cerrar  la puerta aun cuando era temprano y había sol. La habitación quedaba en el segundo nivel  de la cabaña. Bueno, nos pusimos cómodos y comenzamos a planificar lo que haríamos: visitar la famosa cueva del Guácharo y otros lugares de interés.
A la mañana siguiente muy temprano, nos recogió el taxista para llevarnos a la cueva., desde lejos pude notar su encanto. 
Había ese día mucha gente visitándola.Personas de varias nacionalidades, una mezcla de culturas entusiasmados por estar en la famosa Cueva del Guácaharo.
 A Carlos le llamó la atención al bajarnos del auto, una gruta que se encontraba justo al frente cruzando la avenida y fue hasta allí para mirar. Se trataba de un altar donde se velaban imagenes y fotos de personas que habían fallecido al ser atropelladas en ese lugar.Había velas, veloncitos y toda clase de ofrendas, hasta peluches de niños. La gruta me dio escalofríos y... allí comenzó todo.
El me dijo que ahí estaba la muchacha y el sr que alumbraban en las fotos de dicha gruta, que querían decirle algo...lo miré y le dije que mejor volvieramos donde estaba toda la gente que en ese momento se agolpaban ante la entrada del monumento nacional de Monagas.

Cruzamos de nuevo hacia la Cueva del Guácharo y noté que Carlos comenzó a verse "diferente" ya no con el ánimo que traía del hotel, bueno, pensé que le había molestado algo de lo que vió arriba.. 
Dimos vueltas alrededor de la entrada de la cueva pero no nos decidímos a tomar un recorrido ese día. La impresionante entrada y oscuridad reinante luego de unos metros de la entrada me dio miedo. 
Mientras Carlos comenzó a caminar por los senderos como si ya hubiera estado allí. Antes de irnos del lugar decidió mirar de nuevo la gruta y esta vez no lo acompañé sino que observé los alrededores llegando hasta una placa de piedra en relieve sobre un sacerdote español del siglo XVIII quizás. Lo estuve  observando por un rato y noté que había sido alguien alto que usaba camisa blanca con volado, como los conquistadores españoles y me pareció una figura conocida. De regreso al hotel Carlos siguió un comportamiento no usual en él.
Le molestaba cualquier cosa y no se sentía contento, fue al parque que teníamos en la parte de atrás de la cabaña y comenzó a jugar con "alguien allí" mientras yo hacia la cena. 
Escuchaba risas y gritos y pensé que a lo mejor habían llegado huéspedes con niños a alegrar ese triste parque solitario lo llamé para comer y estaba solo. Al terminar de cenar se fue a ver televisión en la habitación y lo escuché  conversar con "alguien".Al subir a la habitación me dijo sentirse mal. Lo vi  como el hombre de la imagen de la cueva, la misma barba alargada y la camisa de volados, pensé que estaba cansada y veía cosas raras. 
Esa noche Carlos tomó su cobija y se fue a dormir en un pequeño catre que quedaba en la cocina arropado de pies a cabezas y por nada quiso volver a la habitación porque lo estaban "molestando" los que había visto en la entrada de la cueva.. 
Comencé a preocuparme y pensé en lo que hubiera hecho mi tía en esos casos pero no tenía nada a la mano así que esperé se le pasara.En ese momento para empeorar las cosas se fue la luz...! OOHHH! que noche...

TAMBORES DE MEDIANOCHE. CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

Hace algunos años, me dediquè por completo a reorganizar la banda musical del colegio donde trabajaba, el Grupo Escolar "Estado Zulia", ubicado en el centro de la ciudad de Porlamar.
Dicha banda, la "ZULIAMAR" era una gran agrupaciòn para compartir, formar a los niños y adolescentes con aptitudes musicales, ademàs del baile y otras actividades culturales a travès de valores como la responsabilidad,la amistad entre otros.
 Cada año, se celebraba el aniversario de dicha agrupación, con un gran desfile al amanecer del 5 de julio, por lo cual para hacer las cosas mas cómodas para todos, era costumbre pernoctar en la edificación escolar.
 Era muy divertido ese compartir entre niños, niñas, padres, maestros, representantes, en fin que lo menos que se hacia esa noche era dormir. 
El Grupo "Zulia"  es conocido por poseer una gran estructura hecha en los terrenos del antiguo cementerio de la ciudad, ademàs  las apariciones de fantasmas en esa edificaciòn son del dominio de los habitantes de Porlamar. 
Por varios años nos quedamos a dormir la noche del 4 para el 5 de julio sin incidentes. Pero...
En el IX aniversario de la banda, luego de la practica de instrumentos, la cual terminò pasadas las 8 de la noche, nos dispusimos a descansar, para lo cual, se acondicionaron cuatro aulas ubicadas en el ala norte de la escuela, dos para los mas pequeños, acompañados por varios representantes y dos para los más grandes: una para los niños y otra para las niñas; el personal de Comité se ubicó en el pasillo de las aulas. 
Justamente mi colchoneta quedo ubicada de frente a la escalera que conducía al piso superior, y traté de pensar en otras cosas y no en los cuentos que me habían contado sobre aparecidos, mis compañeras, ubicaron las suyas al frente de la puerta de cada aula, por si algún niño o joven necesitaba algo en la noche, pero sin alejarse mucho unas de otras.
Al comienzo todo era risas, bromas, los màs pequeños se durmieron ràpidamente, sòlo los màs grandes gastaban bromas a sus compañeros, por lo cual tuve que cambiar a algunos hacia la otra habitaciòn.
Como había muchos niños y jóvenes en grupo al apagar la luz del pasillo o habitación  gritaron al unisono,y se cubrieron con las sábanas, sin embargo uno de ellos continuo haciéndole  bromas a los demás. 
Luego de media hora, comencè a escuchar los tambores en la habitaciòn de los màs grandes, les alertè que dejaran el toque pero continuaron, me levantè de nuevo y al llegar a la puerta del aula...casi me derriban los ocupantes de la habitaciòn en veloz carrera, ya que los tambores comenzaron a ser tocados sin explicaciòn.
Armándonos de valor, el joven Comandante, sus ayudantes y yo, asomamos la cabeza para observar hacia el depósito de instrumentos en el aula, y ¡allí estaban como los habíamos dejado al terminar la práctica!, sin embargo, el ton ton tum continuó en el patio interno del colegio.
 Corrimos hacia los grandes ventanales del aula y pudimos escuchar la practica de los tambores alejándose como murmullos. En ese momento comenzaron a llorar los perros de las casas de los alrededores. 
Mis compañeras de Comitè que estaban en el pasillo decidieron juntar a todos en la habitación de los mas pequeños, quienes continuaron durmiendo sin problemas, los demás, luego del susto, trajeron las colchonetas y se quedaron en silencio ...Luego de varios minutos se dejaron de escuchar los ecos de dichos instrumentos...Afortunadamente los muchachos y muchachas pudieron dormir esa memorable noche y en la mañana hicimos nuestro recorrido de alegría por toda la ciudad...
En mi amada escuela hasta los fantasmas gustaban de la mùsica de la "ZULIAMAR"

MIS "EXTRAÑOS" COMPAÑEROS DE JUEGO. CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

Los fantasmas han existido desde siempre, desde el mismo momento en que el hombre tuvo un encuentro con esos seres ancestrales "fantasmagóricos" que trataron de comunicarse con él, desde que "vio" a personas que habian muerto y seguian creyendo que estaban "vivas".Las "facultades" medianimicas se obtiene por esfuerzo propio y no deben utilizarse para hacer maldades en el mundo. Como es sabido, mi familia fue fundadora de la Cátedra de estudios espiritas, por allá por los años treinta, cuando un grupo de pioneros en estas artes, trajo las ideas de Trincado y Kardec hasta Margarita, y desprendiéndose de prejuicios religiosos, comenzaron sus reuniones hasta organizarse y obtener sus bases legales de acuerdo a la Cátedra Principal.
Al inicio de los estudios filosóficos en Margarita, se manifestaban muchas "facultades" en personas, que la medicina no podía explicar, gente que buscaba un auxilio para algo que no comprendia muy bien, llegaban a la Cátedra o casa de habitación de los fundadores, para obtener esa orientación espiritual que les permitía volver a su rutina de quehaceres diarios. A través de lecturas y consejos por parte de los hermanos que estaban al frente de ella, entre ellos mi abuelo Mercedes, el señor Patricio Fernández, Ildefonso "Poncho" Rivera ,Isidro Marcelino Alfonzo, Marcelino Alfonzo, en fin, muchas personas que por aquel tiempo comenzaron a estudiar el Espiritismo Luz y Verdad, las personas que asistian lograban canalizar sus inquietudes,se les explicaba  lo que les sucedía y seguían acudiendo a las reuniones donde  comenzaban a estudiar los libros de la escuela.Así iba creciendo la comunidad espiritista de Porlamar.

LOS VIEJOS FANTASMAS DEL GRUPO ZULIA. CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

El grupo Zulia, en la Isla de Margarita, es una imponente edificación hecha durante el gobierno del presidente Medina en 1946. Escuela tipo república o estado, por lo cual lleva el nombre de "Estado Zulia".
 Cuenta la gente del Pueblo de La Mar, que fue construida sobre los restos del cementerio viejo de Porlamar, y que por eso los fantasmas rondan por sus largos pasillos.
  A esa querida escuela llegué a los 6 años de edad a cursar el kínder, en donde recibì las primeras nociones sobre sus Fantasmas, luego pasè a estudiar la primaria y, mucho más tarde, pasé a formar parte de su personal docente por 30 años.
       Cada año que pasaba, el personal que allì laboraba contaba historias nuevas sobre "aparecidos" en cualquier area del mismo colegio.Durante las horas del mediodía, entre la salida y entrada de los turnos de clase, sucedían hechos insólitos, y se lo achacaban a los fantasmas que habitaban dentro de ella.
 Veían personas fallecidas que habìan laborado en la escuela y, decìan, que  en el baño de la planta sur un "fantasma" habia atacado a una señora de las de limpieza y la habia dejado tirada en el suelo sin poder hablar, se escuchaban ruidos de puertas y ventanas que se cerraban, rodaban los pupitres como cuando se hace limpieza, en fin muchas cosas que hacìan poner los "pelos de punta" a quienes lo escuchaban.
Relataba el antiguo director, que muchas veces debìa quedarse hasta tarde en la oficina, y con las ventanas cerradas entraba una ràfaga de aire fuerte que le cerraba los libros y le volaba los papeles del escritorio y entonces èl entendia que debìa marcharse a su casa.
     Igualmente los trabajadores del turno nocturno  veían pasar una mujer vestida de blanco, de una ventana a otra del pasillo sur y esto causaba pánico entre el grupo de alumnos y profesores, por eso durante la noche no se trabajaba en ese lado del colegio, pero a pesar de los fantasmas, la escuela siempre ofreció para mi un clima de paz y tranquilidad, y en ella se obtenìa la mejor enseñanza pedagógica de toda la isla.
 Un día, hace 4 años, mandaron desalojar su vieja estructura, dijeron que no era segura, y comenzò a perder su esplendor del pasado, de 3000 alumnos pasò a tener 900, sus amplios pasillos, sus espaciosos salones quedaron vacios para regocijo de los  viejos fantasmas, quienes sienten que pueden seguir "asustando" a quienes quieran quedarse en sus predios.

LA CHINIGUA ENAMORADA. CUENTO POR FLOR PATIÑO DE V.

Siendo yo muy pequeña, mi abuelo reunió a todos los nietos para contarnos una historia de fantasmas mientras esperábamos que volviera la electricidad a la calle donde vivíamos. 
Mi abuelo era especial, trabajador incansable, conocía muchas facetas de la vida, a veces nos ofrecía sesiones de "magia" que había aprendido en sus innumerables viajes a lugares remotos, era incansable viajero de los caminos.
 Siempre nos hablaba del Africa y lo que vivió en el Canal de Suez, nos contaba de Marsella y de Arabia, nos hacía soñar con esos lugares que él describía tan bien. 
Narraba cuentos espectaculares, los que mas nos gustaban eran los de La Chinigua, esa mujer que perseguía a los hombres esperando encontrar a su amado, y que en noches como aquella sin luz, nos fascinaba escuchar para luego escondernos en las faldas de nuestras madres y tías,para no escuchar el lamento al pie del chinchorro.


"La Chinigua, decía mi abuelo, es el espiritu errante de una mujer enamorada que vivió prendada del amor de un hombre con muchos defectos, entre éstos el tener demasiadas mujeres a sus pies, la pobre mujer no creía cuando su madre le decía que no era hombre para ella, sino que ella creía ciegamente en él, cada día esperaba con ansías su visita, hasta que no volvió jamás.
 Ella se quedó esperando su regreso, y él se marchó con otra mujer, enfermó de nostalgia, no comió y se dejó morir, su espíritu vaga por toda la eternidad,  persiguiendo a todo hombre que enamora a dos mujeres a la vez, la Chinigua le aparece y hace ver que es una de las novias que el infiel visita y lo espera en cualquier punto del camino por donde ha de pasar". 
Seguía contando mi abuelo esa noche oscura: "Cuando todavía no había luz en Margarita, la gente se recogía temprano en sus casas, los hombres enamorados visitaban a sus novias a eso de las seis de la tarde, cosa que no los agarrara la "oscurana" de regreso, tomaban el camino más corto hasta su hogar, como no había luz aprovechaban la claridad de la luna, caminando rápidito por el cardonal que bordeaba el sendero hasta pasar cerca de una pila donde se recogía el agua par los oficios de la casa. 
Varios habían visto la aparición de la Chinigua cerca de la pila y nadie a las 9 de la noche se acercaba allí, pero cualquier hombre que pasara a esa hora después de visitar a su amada, veía sentada a una mujer igualita a la novia, con el pelo largo extendido que lo llamaba y cuando éste se acercaba se le transformaba en puros huesos y con el pelo, decía mi abuelo, comenzaba a "echarle cuero"( castigar) hasta cansarse y el pobre hombre caía en un estado de crisis y fiebres por muchos días y había que buscar a quien le pudiera santiguar y quitarle a la Chinigua de encima"
Todos nos quedábamos en silencio sin querer mirar a nuestro alrededor, pues creíamos tenerla detrás hasta que mi abuelo decía: "No se asusten que ya ha vuelto la luz, y eso sólo ocurría cuando la planta de luz no funcionaba en Porlamar..." 

EL CHAURE. Cuento por Flor Patiño de Velasquez

    En Margarita, las aves nocturnas, que generalmente emiten sonidos o cantos cerca de rancherìas o poblados, son tomados como aves de mal agüero, es decir, aves que anuncian algún hecho desagradable o a veces la muerte de alguien.
        Es el caso de un ave, parecida a un gran búho blanco o plateado brillante,conocida en la isla como el CHAURE, que al pasar sobre la casa y cantar, los residentes se asustan y creen que ha anunciado la muerte de un ser cercano.
        Un día un gran Chaure, siguió la ruta que le habían enseñado sus ancestros.
        Desde su morada en el cerro del Piache se desplazaba siguiendo su antigua ruta a través de un gran árbol de mango, esta ruta la habìan marcado sus anteriores parientes guiàndose primero por los àrboles mas altos, como la mata de mango, luego a la mata de olivo, la mata de acacia y así sucesivamente hasta llegar al mar. Cuando sus antepasados chaures hacían el recorrido, no había casas ni poblados sino una gran sabana que marcaban los árboles ya mencionados, sin embargo el ave emitia sus cantos nocturnos que algunos en la aldea solian escuchar.. 
        Un indígena guaiquerì, llamado Charaima, construyó su vivienda cerca de la gran mata de mango en la ruta del ave nocturna, allí, se mudó con su familia, pero, no sabia que el árbol era una de las marca para que el chaure no se perdiera por el camino hasta el mar.
       Como no habìa luna,  cuando oscurecía,la familia de Charaima sólo se alumbraba con una pequeña braza del fogón.Para pasar el rato hasta la hora de dormir los niños y adultos se reunìa alrededor de las llamas del fogòn en el patio del rancho. Todo era silencio mientras los mayores contaban sus cuentos, sòlo se escuchaba la voz de Charaima que contaba  a sus hijos acerca de los animales del monte que el conocìa. Imitaba los sonidos de los grillos, de algunas aves para que los niños pudieran distinguirlos cuando los encontraran, de repente vieron aparecer al Chaure que se posò en el àrbol de mango y emitiò su lùgubre sonido, posando sus ojos grandes inexpresivos sobre los habitantes del hogar. Extendiò sus alas y aleteò cantando su tonada.
Todos se asustaron con la apariencia del animal, corrieron hasta la vivienda y se asomaron por alguna ventana a verlo, menos Charaima, a quien el chaure habia encantado con su plumaje vistoso y fantasmal.
       El Chaure dijo a Charaima:
     - Cada vez que pase por aquì y me detenga a cantar ante tu rancho recibiràs malas nuevas, es solo un aviso para que sepas lo que te deparà el futuro!.Pero- continuò el chaure- cuando solo pase  sin detenerme no ocurrirà nada.
      Charaima contò a su familia lo que le dijo el Chaure. Se asustaron mucho y cada noche buscaban por si aparecìa el ave ululante...
     Asì, de tiempo en tiempo, Charaima observaba pasar al chaure, pero este no cantaba ni se posaba en el àrbol, hasta que, unos años despuès, su mujer enfermò, y al dìa siguiente el gran chaure se posò en el àrbol de mango y desplegando sus alas plateadas cantò lugubremente.
-¡Chauuu!!Chaauuuuuu!!
        Charaima lo mirò alzar el vuelo y supo el destino de la enferma. En la noche su mujer se agravò y muriò.
         El indìgena se sintiò muy triste y contò a sus familiares, en el sepelio de su esposa, de còmo el chaure habìa cantado la noche pasada sobre la casa, anunciando la muerte.
        Es por esto que cada vez que pasa el chaure sobre las viviendas, las personas que lo ven estàn pendientes por si canta y anuncia la despedida de este mundo de algùn familiar o conocido.

jueves, 5 de diciembre de 2013

LA NAVIDAD DE OJITO Y SUS AMIGOS. Cuento por Flor Patiño de V.


Cuentan que un día de diciembre, Ojito Velásquez, nuestro héroe, invitó a todos sus amigos y compañeros del barrio a celebrar una gran cena por la navidad.
Todos se sintieron felices, poque habían sido tomados en cuenta por el gato Ojito, y no como hacían los gatos de Monte Alto, que corrían a cualquier mortal que se acercara siquiera a ver el baile desde un hueco en la malla protectora de la quinta.
Por esto, la gatica Chiqui, decidió colaborar con un gran pastel, hecho de mazapan, y Gatona tremenda, con unos panecillos especiales rellenos de gran caramelo. Los gatos del patio corrieron a la casa del Ratón Figueroa y trajeron una tizana de frutas para brindar con mucha alegría durante el acto central.
Así que Ojito, tomó su gorro de cocina, su delantal de flores rojas y verdes, y procedió a elaborar las suculentas hallacas para degustar en la cena, pues pensó, que todos sus amigos y conocidos merecían tener el mejor manjar para la ocasión.
Desde lejos, un perro se acercó, y miró torbamente al gato Ojito, pensando en aguarle la fiesta, pues no le había invitado a la misma por ser fiesta de gatos, y él, por supuesto se creía gato, porque tenía un complejo puesto que sus amos le habían llamado "Gato", y el pobre, no sabía, si era perro, o gato, así que en su cabeza todo era confusión. El perro "Gato", muerto de envidia, decidió esperar a que empezara la fiesta. Se escondió detrás de un gran arbol que le gustó mucho, pues era de colores brillantes y vibrantes, así nadie notaria su presencia durante el festejo y desde allí les caería para darles un susto.
Ojito y todos sus amigos, vistieron la mesa y colocaron las viandas, se despojó del delantal y el gorro de cocina, y se colocó un pequeño gorro rojo y blanco para servir de anfitrión de los gatos y gatas de la comunidad. Los recibia con gran algarabía y regocijo, y el perro Gato desde su escondite, se sentía muy celoso por eso, pues el quería ser también recibido en la comunidad gatuna. Cada vez que llegaba alguien a la reunión y escuchaba el alboroto abría sus fauces y apretaba los dientes cerrando los ojos, hasta que en un momento, mordió el cable de las luces del árbol de navidad detrás del cual estaba escondido, recibiendo una descarga electrica que le paró los"pelos" de punta, pegando un gran alarido que asustó a la concurrencia, que corrieron a esconderse debajo de la mesa, pero los mininos observaron salir humo desde atrás del árbol y salieron de inmediato a ver que había pasado encontrando al perro Gato con el pelo parado en punta sollozando:
-Ayúdenme compañeros, que no quiero morir..! ¡Ayúdenme que no quiero morir solo en esta noche de luz y alegría..!, lloraba ante los mininos.
Entonces Ojito y sus amigos, le socorrieron y sentaron a la mesa para que pudiera descansar del tremendo susto y corrientazo recibido, le preguntaron: ¿por qué estabas escondido si la fiesta era para todos sin exclusión?, y el perro Gato dijo: -pensé que era sólo para gatos pequeños y no gatos como Yo...!
Y colorin colorado este cuento ha terminado.

jueves, 18 de julio de 2013

¿POR QUÉ UN CHINAMITO COMÍA COCO?. Cuento por Flor Patiño de V.

OH! de la tradición oral margariteña, les traigo este cuento que escuché, muchas veces, en boca de mis abuelos y tías en mi niñez...

        Cuentan que, por allá, por los primeros años del siglo XIX, mis antepasados, tuvieron muchos encuentros con apariciones de fantasmas, que les perseguían para atormentarles, entre ellos tenemos a La Chinigua, la Llorona y los Chinamitos. Estos últimos, eran fantasmas de niños que habían muerto sin ser bautizados decían, duendes que se les aparecían en el camino a los viajeros que hacían solos el trayecto de un sitio a otro de la isla de Margarita., en algunos lugares más que en otros, éstos hacían de las suyas asustando a las personas desprevenidas, haciéndo travesuras como niños.
        Ocurrió que un día,José Concepción,a quien todos llamaban" Cochón" debía ir hasta el sector conocido como La Isleta, a buscar algunos pescados que Natividad, un amigo pescador, habitante del lugar, le había ofrecido.Cochón partió, desde el centro de Porlamar, donde vivía, muy temprano en la mañana, aprovechando "la fresca", como decía mi abuelo, e ir hasta tan lejos por el pescado. 
         Caminó por el sendero principal de arena caliente, rumbo a la Cruz de la Misión, siguiendo el camino por el lugar conocido como el alto de "Ñopito" hasta ir bordeando la orilla de la playa llegándo al sector La Isleta. Ya el sol se encontraba en mitad del cielo, por lo que calculó debían ser las once y media de la mañana, así que fue recibido por su amigo, que le esperaba sentado bajo la sombra de un árbol frondoso frente a la playa, el cual le ofreció un "agua de tamarindo" para refrescarse del calor reinante y descansar de la caminata. 
            Cochón sintió como la brisa marina llenaba sus pulmones de aire yodado, vió a lo lejos los pescados soleándose sobre unas ramas, todo silencio, por lo que su amigo Natividad le ofreció un plato de sopa de pescado en el almuerzo y se sentaron a conversar cosas de las familias de ambos, mientras bajaba el sol del mediodía y podría marcharse hasta su hogar. Como todo margariteño, la conversación giró acerca de  los fantasmas y aparecidos que eran naturales por esas soledades.
          Natividad le señaló que, algunas veces, veía a barcos piratas atracar cerca de sus trenes de pesca pero, ya él no se asustaba, lo tomaba como algo normal.
         Fue pasando el tiempo y a eso de la tres de la tarde, Cochón decidió tomar el camino de regreso a su casa, calculó que debía llegar, andando rápido antes de las seis a las primeras casas del centro de la ciudad. 
       Natividad lo acompañó hasta cerca de la entrada al Silguero, allí le dio una talega(bolso) con el pescado salado y una merienda, un pedazo de coco seco para masticar por el camino. De allí en adelante, como cuando iba, sólo había soledad, algunas gaviotas y alcatraces, rompían el silencio con su canto, aunado al ruido de las olas del mar.
             Cochón observó que, debajo de unas matas de clemón, había como un bulto de una persona, pero como se encontraba lejos, no pudo determinar bien que era, siguió andando y recordó lo que Natividad le dijo sobre los Chinamitos que salían a molestar por esos rumbos, pero él no tenía miedo a nadie y menos a unos chinamos, así que siguió acercanadose cada vez más a las matas de clemón.
          A pesar de repetirse en la mente muchas veces que no tenía miedo,receloso llegándo cerca de dichas matas mencionadas, vio a un niño que lloraba muy fuerte,además escuchó que detrás de la dunas de arena "jugaban y reian" algunas personas y, pensó, que el niño era de la familia que estaba en la playa. Al pasar cerca, el niño lloró aún más gritando que tenía hambre y, tuvo que detenerse, pues el muchachito corrió a ponerse delante de él en el camino.Cochón sintió lástima por el pobre niño y le dijo:- mijo! no tengo nada que darte de comer!!, cargándolo y mirándolo a la cara continuó: -yo sólo tengo un pedazo de coco y tú no tienes dientes para comertelo!- el muchacho le contestó:- No tengo dientes?, y ¡éstos que son?..., le enseñó dos grandes colmillos parecidos a un animal, luego de lo cual Cochón soltó al chinamito, gritándo: ¡¡¡¡¡¡¡Ayyyy mi madreeee!!! sálvamee!!!... y corrió despavorido hasta que no pudo más, cayendo sin sentido cerca del cruce hacia la carretera principal donde unos vecinos le socorrieron al verlo en veloz carrera como loco...Cochón aprendió que nunca debía viajar solo a parajes olvidados...y que nunca debía subestimar a los "chinamitos".
         En esta tierra margariteña sobran pasajes como este, y colorin colorado este cuento se ha terminado.

jueves, 23 de mayo de 2013

"Minina" Gatica. Cuento por Flor Patiño de V.



La gatica Minina era una felina muy guapa y espectacular.

Era engreída y popular entre los grupos de gatos del pueblo “Misango”.

Todos la veían pasar por la puerta de su hogar, meneando el rabo de aquí para allá y de allá para acá.

Las gatas más viejas le aconsejaban: “Minina: no seas tan pretenciosa gatita, porque los gatos del pueblo no te van a querer por creerte mejor que los demás”…

Minina soñaba con buscarse un enamorado que la mimara y quisiera, prendándose del gato de más alcurnia de la vecindad, el gato Ojito, dueño y señor de todo el reino.

Un día Ojito invitó a la gata Minina a almorzar en su casa. Oh! la gatita se sintió dichosa, pues nunca había estado en una casa de verdad.

Al llegar, el gato Ojito le invitó a retozar sobre la alfombra, minina se sintió feliz sintiendo bajo su panza el suave terciopelo que acariciaba su piel. Qué feliz sería si pudiera tener este lujo en su morada, pensó la gatita.

Ojito la dejó que merodeara por sus predios antes de invitarla a almorzar en su bandeja plateada de su uso personal. Minina se sintió en las nubes, UUMM! Poder degustar una rica comida hecha para gatos, que exquisitez!.

Sólo por haber estado una vez en casa del amo de la vecindad, la gatita Minina se puso aún más pretenciosa, ya no saludaba a sus vecinos del lugar, despreciaba a quienes habían nacido junto con ella y les creía inferiores. La gatita Minina olvidó la humildad que debe estar presente en los seres.

Por eso un día el gato Ojito, que a pesar de ser consentido tenía modales y valores de hogar, le  aconsejó  que dejara de tratar a los demás con despotismo, que no juzgara a los vecinos por lo que poseían materialmente sino por sus obras y buenos sentimientos, que mirara a su alrededor y viera que estaba sola, sin amigos que la quisieran de verdad,así que mientras continuara con su conducta altanera no la invitaría más a su casa ni la tomaría en cuenta.

La gatita Minina se sintió triste, desolada y decidió cambiar su forma de ser pues, se dio cuenta que había perdido a sus amigos de toda la vida, los cuales a pesar de su conducta, seguían apreciándola.

Colorín colorado este cuento ha terminado.

domingo, 3 de febrero de 2013

RATÓN FIGUEROA . Cuento por FMPDV.

Una cálida noche de noviembre, Ratón Figueroa, un animalito crecido para su edad, pues apenas tenía 10 años, y ya media màs del promedio normal de un ratón, asomó su humanidad por un resquicio de la ventana que daba al jardín de su morada. 
Con mucho cuidado trepó por el cable que daba a la conexiòn del televisor, con sus ojos saltones, echó la mirada hacia todos los puntos cardinales para no encontarse con los gatos que vivían por el callejón. Iba en busca de comida para llevar a la mesa de su hogar, y, como todas las noches, se ocultó hasta que los dueños de la casa apagaron la luz de la sala, entonces, corrió hasta las migas de pan sobre la alfombra que había dejado el gran  gato, rey de todas las cosas del lugar: Ojito Velàsquez..
Cuando ya se disponìa a saltar de su lugar de observaciòn, Ratòn Figueroa sintió como el gato le atrapaba por su cola, dejándolo en suspenso en el aire.OOHH!! su peor pesadilla estaba ante él.
Ratòn Figueroa, gritó de terror, y dando un gran salto en el aire cayò sin sentido en la alfombra.
Cuando Ojito miró al ratón en la alfombra, comenzò a buscarle el pulso y a auxiliarle, pues quería ayudarle a recoger las migas de pan para sus hijos. Pero, nada, el ratoncito no quería abrir los ojos de tanto miedo que sentìa y pensó: -¡Adios mundo cruel!!! ¡Ya me comiòOOOOO!!!!
_¡Vaya este ratón está casi muerto!! vamos a darle reanimaciòn!!- dijo el gato - como habìa aprendido en su ùltimo curso de emergencias gatunas.
Cuando Ratòn Figueroa sintió las uñas del gato paramèdico, comenzò a tener cosquillas por todo el lomo y comenzò a reír, reír y reír abriendo los ojos.
-Hola querido amigo- dijo Ojito_Yo sólo quería ayudarte con el alimento, no debes tener miedo de mi, porque a pesar que mi naturaleza es cazar ratones, me gusta ser solidario con otros especies!!!anda levantate, Yo te ayudo- dijo.
Ratòn Figueroa le dio la patita y salió corriendo hacia la salida para no ser alcanzado.
_Màs vale un "aquí corrió un cobarde" que se quedó un valiente!!!!
-Chaoooo!!! hasta luegoOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
Y fue asì como Ratòn Figueroa aprendió que no debía asechar en la oscuridad esperando una oportunidad.
y colorín colorado este cuento se ha acabado.

jueves, 31 de enero de 2013

EL APRENDIZ DE MAGO. CUENTO BASADO EN HECHOS REALES. POR FLOR PATIÑO DE V.


En los años 60, cuando se celebraba la fiesta del Valle, como decían en mi casa refiriéndose a las fiestas patronales de la Virgen del Valle, mi abuelo Mercedes preparaba un espectáculo de "magia" con un gran número de cosas que había aprendido en sus viajes a la India  30 años atràs.
Ir a la India y no entusiasmarse con los encantadores de serpientes y magos callejeros es como no haber ido. 
Por aquel tiempo del año 1.935, de su viaje al Mar Rojo, le quedaron recuerdos cuando estuvo varios días en algunas ciudades hindúes en el Continente Africano y también en el Asiático, donde adquirió un juego muy especial de "sacar" la suerte a las personas y con los que deleitaba a los asistentes a las fiestas patronales de Margarita. 
Este juego constaba de un atril, pintado en un color rojo brillante, en cuyo centro colocaba un gran frasco transparente, contentivo de tres muñequitos hechos de caucho a los cuales colocó el nombre de Teodorito, Dorila y Panchito. Y he allí donde estaba "la magia", pues dichos muñequitos, acataban las ordenes que mi abuelo les daba para sacar el signo zodiacal al gusto del cliente.
Cuando niña, me entusiasmaba saber ¿cómo hacía para que el muñequito que uno quería sacara el papelito fuera y extrajera de su caja dicho signo?. Todavía hoy no lo se... Bueno, dicho frasco era recubierto con una tela de terciopelo negro del cual, como un turbante hindú, tenia colocado muchos collares y cuentas de colores que lo hacían aún mas llamativo.
 Me acuerdo que mi hermano Reinaldo, el mayor de todos, le acompañaba hasta la plaza del Valle y allí ayudaba a instalar el pequeño y extraño tarantìn de colores. Por supuesto, esta atracción atraía a muchas personas: hombres, mujeres, niños, todos querían que los muñequitos le dijeran su "suerte" y más cuando algunos, querían saber cual era el "truco" para hacer subir y bajar a los muñequitos que tu querías, no el que dijera mi abuelo, el cual complacía a todo el mundo con sus ocurrencias.Muchos asistentes a la celebración vallera quedaban extasiados por la "magia" hecha delante sus ojos y no muchos trataron de adivinar el cómo lo hacía....

El tiempo ha pasado, pero los gratos recuerdos sobre mi abuelo perduran. Hace unos días, mi tía sacó los muñequitos y el frasco de vidrio para enseñárselo a las nuevas generaciones de mi familia, pero, lamentablemente nadie de la casa aprendió el truco de "hacerlos mover a voluntad", sin embargo están guardados con mucho cariño por lo que representan para nosotros. 

LA LLORONA DE MARGARITA. Cuento Tradicional por Flor Patiño de V


La tradición oral margariteña es muy rica en cuentos, acerca de fantasmas y aparecidos, creados por la imaginación del pueblo, y,quizás, por la total oscuridad que rondaba en todos los sectores en épocas pretéritas sin alumbrado eléctrico.
 Un "fantasma" muy conocido era "La Llorona", el fantasma de una mujer que perdió a su hijo y salía en las noches oscuras, sobre todo del mes de mayo, dando lamentos por no poder encontrarlo. 
Durante mi niñez, escuché muchas versiones de la aparición de este fantasma, quien asustaba "al más pintao",como diría mi abuelo Mercedes.He aquí uno de esos relatos:
Una noche  lluviosa, mi bisabuelo Marcelo Alfonzo tuvo que ir hasta El Valle a una diligencia urgente, salió a pie, ya que no había otra forma de transportarse, a eso de las tres de la tarde, por el camino real desde La Cruz Grande donde vivía, no pensaba quedarse mucho por allá, pues no quería lo agarrara la noche en el viaje de retorno. Marcelo era un hombre que no tenía miedo a andar por esos montes, pero no quería encontrarse por el camino nada "especial" pues.Fue hasta El Valle, a la casa de su familiar, por allá por el lado de la caja de agua y aún cuando era su intención no tardarse, durante el regreso el sol se ocultó temprano y comenzó a llover.
 Al llegar al recodo del sendero que seguía,no pudo pasar motivado al pantano que se había formado y tuvo que desviarse hacia la vereda que daba al paso del riachuelo, por el sector conocido como "La Guillotina", ya faltándole poco para llegar a su casa. 
Trató de pasar el río, pero en ese momento la lluvia arreció y no le quedó más remedio que guarecerse en una pequeña choza que había en una tejería cercana, que a esa hora estaba vacía y silenciosa. 
Marcelo esperó un rato mientras la lluvia caía más fuerte y, de repente, pudo ver a lo lejos a una mujer que se acercaba corriendo con un niño. Pudo verla cuando entró a la casita de barro donde guardaban los adobes hechos de arcilla.
Pensó que era muy tarde para que una mujer andara sola con un niño en brazos por ese rumbo,y además con ese chaparrón que no amainaba, pero algo le hizo poner los pelos de punta,al tratar de verle la cara y no encontrársela,Marcelo se agazapó debajo de las mesas donde estaba muy asustado y no hizo ruido para que la mujer no lo viera. Ésta, estaba vestida totalmente de blanco, con un paño tapaba su cara cadavérica, sacó un chinchorro y lo ató a la viga del techo, acostó al niño y comenzó a mecerlo muy fuertemente. El niño lloraba y la mujer comenzó a lanzar lamentos estremecedores que hicieron encogerse aún más a Marcelo en su escondite. Este trató de tapar sus oídos pero, el grito de la mujer era ensordecedorEl miedo se apoderó del caminante, quien, en un instante de valentía, saltó y corrió pasando el riachuelo sin mirar atrás mientras, La Llorona,  al verlo en carrera gritó  aún más y su lamento parecía estar en todo el espacio. Marcelo corrió, corrió y su casa parecía cada vez más lejos, sin embargo al llegar a la entrada del pueblo algunos conocidos le ayudaron y pudieron escuchar en "los elementos" el llanto de la Llorona. Marcelo no pudo pararse en varios días por la fiebre tan alta que le ocasionó La Llorona, pero no se le ocurrió entrar a guarecerse de la lluvia en ninguna parte, más nunca, así se cayera el cielo de tanto llover no se detendría hasta llegar a su casa.
 Así me lo contaron mis abuelos que pasó en Margarita, por el año de 1890 según, y yo se los cuento a Uds.

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  HOLA, HOLA BIENVENIDO A NUESTRO CORTO SOBRE EL CINE. El cine, empleado como fuente de información, permite adentrarse en el estudio de la ...